miércoles, noviembre 29, 2006

La función social de la poesía infantil.





Aunque mucho se ha argumentado, poco se ha dicho acerca de la relación de la poesía con la sociedad. No es momento de cuestionar los sofismas que atraen nociones como referente o realidad objetiva. Menos aún deberíamos buscar el origen de este hiato, ya en la querella de antiguos y modernos o en la pérdida de un sentido tribal de la poesía oral. Incluso, creo que el tema poco tiene que ver con la condición de lo popular, ya que en ese punto, como americanos, deberíamos al menos cuestionar ( y creo que aún lo hacemos) el sentido de una tradición prehispánica, un injerto europeo o una mezcla indeterminada, aún actualizándose, de idolatrías o escepticismos vanos.

Creo que todo tiene que ver con los nacimientos. Y es que pareciera estar volviendo una infancia poética desde el suicidio intelectual y rechazo visceral a los sistemas convencionales de pensamiento. La infancia de la que hablo no es original, es sólo la pérdida de la expresión o, de alguna manera, el vínculo que comunica o hace transitar alguna experiencia desde autor a obra. Los autores no han muerto y, justamente, es su buen estado de salud, lo que me motiva a demostrar que si hoy no existe una función social en la poesía, es porque no se ha comprendido el rol social de un individuo cualquiera.

En primer lugar, tanto en poesía como en vida el motor paradigmático es el amor. Eros, nacido de Poros y Penia a raíz de la borrachera de su padre (bello y rico)e intromisión de su madre(horrible y pobre), como hijo, comparte y hospeda a ambos en sí apareciendo como una fuerza-entidad contradictoria, productora y destructora de mundos. Así, que el "poeta" deba estar comprometido con la sociedad no es un engaño tan flagrante como el hecho de que su poesía, necesariamente, tenga que relacionarse con alguna coyuntura o situación suprasituacional ( como el hambre o la guerra). Con respecto a lo último, hay una diferencia aún no estudiada entre la poesía panfleto y una poesía de afán humanista, que sería de gran importancia a la hora de definiciones ónticas.

La poesía no tiene razón y pareciera que el hombre tampoco; ahora bien, al reconocer que ha habido una gran poesía ligada a lo humano sería necesario aceptar que ciertos poetas, en una práctica humanitaria, han podido "ayudar" a ciertos grupos sociales diezmados. Creo que a esta altura no podemos considerar seriamente las definiciones antes comentadas.

Ninguno de los dos puntos es realmente importante. Ni la poesía, ni el poeta son importantes; de hecho, es justamente la necedad que existe al relacionar un oficio con una cierta condición espiritual elevada, el principal factor en la errática comprensión de estos fenómenos. El poeta no habla de lo humano, la poesía no habla de lo humano: la poesía hospedada en el poeta habla de lenguaje, pues lenguaje es poesía y viceversa. En la poesía vive siempresente aquello que creemos humano. Por lo mismo, que se piense en la poesía como cúmulo valórico, no es más que otro fantasma ilustrado. Sí, el lenguaje es tradición, pero tradición del fracaso que significa una historia injusta, a saber, una historia en que no hay comunicación entre justicia y humanidad más allá de la poesía. Si hay justicia en la poesía (literatura), es porque no existe ni es posible que exista en la realidad autorial. Esto en ningún caso es una negación a la felicidad ni a los poderes de la imaginación, sino por el contrario, una reivindicación de espacios que, estando comunicados, son completamente autónomos: La literatura es una fuente en la historia, pero una fuente de utopías o contrautopías no homologables a la vida (sé que Funes no estaría en desacuerdo ante este punto). Intentar hacernos de la poesía con nuestro mundo, es ignorar que nuestro mundo en su estado de generalidad, concepto o quizás belleza, proviene de la poesía.

Por ende, en esta infancia poética o mudez en estado de desaprendizaje (claramente simulado), la cuestión social debería abarcarse como un problema político y no literario; aun en el caso que el poeta decidiera quitarse el traje de superhéroe usado por las noches, dándose cuenta que, como el niño que comienza a caminar, no puede ir muy lejos con sus pies, y que anhelando los valores elevados amorosos, no hace más que retrasar el comercio de ambos padres en el amor. Sólo hay predominio en estas relaciones familiares, situación clave para acercarse un poco a la madre (lo que naturalmente deviene en padre en la posición sincrética del hijo) y disfrutar de la pobreza o discreción que dan los lugares conocidos, las cosas hechas y la triste rutina; contemplando en una palabra gratuita o un gesto sincero, la acción de mayor pureza política, sólo realizada gracias al derroche que practican aquellos borrachos que nada tienen y a los que únicamente contemplan los dispensadores de alcohol. Ya Benjamin creía descubrir el universo en una fotografía amplificada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿y entonces, es la poesía lo que escribe una comunidad de infantes traductores toledanos con el lapiz en una mano y en la otra la cerveza?

David Villagrán Ruz dijo...

juan manuel tu reflexion es muy cohesiva

Anónimo dijo...

porfa demen las funciones de la poesia infantil